El síndrome del emperador hace referencia a los niños que se distinguen por ciertas características emocionales como la dificultad de desarrollar sentimientos de culpa y la falta de apego a los padres y otros adultos, expresados en conductas que llegan a ser tiránicas.
Causas del Síndrome del Emperador
Se piensa que las causas son variadas e incluyen entre otras cosas factores genéticos y ambientales. Pero principalmente sucede por la actitud permisiva de los padres que no son capaces de establecer límites en sus hijos.
Diversos especialistas estiman que son varias las causas o escenarios que pueden favorecer el desarrollo de un niño con el síndrome del emperador, entre algunas de ellas destacan las siguientes:
Padres muy permisivos que desean satisfacer a su hijo con el argumento de que quieren que sea feliz.
Ausencia de normas básicas y disciplina en el hogar.
Formas de crianza diferentes entre ambos padres, siendo lo ideal que los padres bien sea que estén juntos o separados, tengan sintonía en cuanto a los criterios de disciplina a aplicar, en el caso contrario el niño aprenderá a cuál de los padres puede manipular.
Se presenta más en hijos únicos.
Síntomas de los Niños con el Síndrome del Emperador
En general el perfil del niño tirano o con el síndrome del emperador puede ser de un niño entre los 11 y 18 años, pero la edad de inicio cada vez es más temprana. Los síntomas pueden variar de un niño para otro, sin embargo existen conductas similares que pueden ser más o menos intensas, dependiendo de la edad del niño. En líneas generales son niños con ansiedad, frustración, ataques frecuentes de ira, inclusive en lugares públicos o frente a otras personas.
Las principales características de quienes padecen del síndrome son:
- Autoritarismo: son pequeños tiranos que no aceptan un no como respuesta, son totalmente intolerantes y quieren que todas sus necesidades sean satisfechas de forma inmediata sin ningún tipo de espera.
- Niños desafiantes: colocan a prueba todos los límites, sin aceptar cualquier imposición; ellos deciden el que, como y cuando las cosas deben ser hechas, en una inversión absoluta de papeles familiares, en el sentido de que los padres obedecen y el niño manda.
- Egoísmo: les cuesta compartir sus cosas con otras personas en general; tienen un sentido de la pertenencia exagerado, piensan que todo lo que les rodea es de ellos y que siempre todas sus necesidades deben ser cumplidas.
- Egocentrismo: son niños mentirosos, egocéntricos e impulsivos, tienen una gran dificultad para desarrollar emociones morales como la empatía, tolerancia, respeto y compasión. La culpa de todas las cosas mal hechas siempre es de los otros. Exigen mucha atención de sus padres y de todas las personas que los rodean, consideran que todo gira en torno a ellos.
- Desapego: manifiestan una importante ausencia de apego en relación a los demás, lo que implica el maltrato físico o psicológico a sus progenitores sin sentir ningún tipo de culpa ni responsabilidad, todo con el fin de obtener lo que desean. Son niños materialistas y están permanentemente insatisfechos con lo que tienen.
Detección del Síndrome del Emperador
Es importante detectar precozmente el problema de tener un hijo con el síndrome del Emperador y solicitar ayuda de un especialista, normalmente un terapeuta de familia y no pensar en que es un problema que se arreglará solo.
En la segunda infancia, entre los 6 y 11 años de edad, los padres deben estar atentos a las siguientes señales:
Falta de capacidad para tener emociones de tipo moral, como empatía, amor, compasión, etc.; lo cual origina dificultades para mostrar culpa y arrepentimiento por actitudes erróneas.
Falta de capacidad de aprender de los errores y de los castigos. Los regaños y reprimendas no producen ningún resultado positivo.
Conductas frecuentes de desafío, mentiras y actitudes crueles hacia los demás.
Si se observan estas condiciones, entonces se debe acudir a un especialista, que bien puede ser un terapeuta familiar, consejero escolar o pediatra.
Tratamiento del Síndrome del Emperador
A partir de la presencia de las tres características antes mencionadas, se ha de fijar un abordaje por un equipo multidisciplinar.
Se debe establecer un patrón psicoeducativo para todos los miembros de la familia y no solo para el niño con el síndrome. Así como la planificación de un tratamiento cognitivo y conductual para modificar la conducta del niño y de los padres actuando con ese hijo; esto con el fin de resolver conflictos, modificar autoestima, mejorar habilidades sociales, empatía, etc.
También se debe involucrar a la institución educativa a la que el niño asiste, por medio de la colaboración de la directiva, tutores, orientadores y maestros; estos tendrán un rol protagónico en la situación del niño.
Es de suma importancia hacer seguimiento de estos niños en el tiempo, los padres también han de ser tratados para evitar la continuidad de conductas permisivas hacia el niño que pueden a la larga producir actos de violencia hacia los mismos padres y actos delictivos a futuro.
Es una situación muy seria y habrá que buscar una guía profesional para toda la familia. Muchas Gracias por esta información.