El síndrome de Kleine-Levin es un desorden raro que se caracteriza por la necesidad de cantidades excesivas de horas de sueño. La persona que lo padece puede dormir hasta 20 horas diarias y normalmente esas personas ingieren mas comida de la necesaria por lo cual a veces se produce obesidad.

Causas del Síndrome de Kleine-Levin

Las causas del síndrome son desconocidas. Hay divergencias en cuanto al origen del síndrome, algunos investigadores sostienen que es causado por predisposición de tipo hereditaria, mientras otros creen que puede ser producto de alguna enfermedad autoinmune de origen viral, ya que en la mayoría de los casos comienza luego de una infección viral (semejante a un síndrome gripal), con fiebre y amigdalitis.

Síntomas del Síndrome de Kleine-Levin

El síndrome está caracterizado por una trilogía de síntomas, que son:

  • Hipersomnia (tanto diurna como nocturna): sueño excesivo, constante e involuntario; los episodios de sueño pueden estar precedidos por una fase prodrómica que dura entre 1 y 3 días con malestar, cefalea y letargia. Los ataques de somnolencia surgen y terminan repentinamente y duran de días hasta semanas, la persona duerme por periodos de hasta 20 horas seguidas y los intervalos de normalidad entre los ataques de sueño pueden durar semanas, meses y hasta años.
  • Hiperfagia: necesidad irresistible de ingerir comida en exceso, sin realmente tener hambre; con predilección hacia dulces y chocolates, esta necesidad puede no estar presente en todos los ataques de sueño.
  • Hipersexualidad: impulso desmedido por mantener cada vez más relaciones sexuales. Se presenta en aproximadamente 1/3 de las personas que padecen del síndrome, siendo más frecuente en hombres. Se da acompañada por una marcada desinhibición social.

A estos síntomas se les puede añadir irritabilidad, apatía y humor eufórico que es el más frecuente, donde el individuo durante las horas que no está durmiendo puede estar cantando, inquieto y en líneas generales con una labilidad emocional fuerte que puede devenir en estados depresivos.

Algunos pacientes pueden presentar ideas delirantes, persecutorias y alucinaciones visuales, así como estados de confusión mental leve.
Después de los episodios de sueño puede ocurrir una amnesia, normalmente parcial, que involucra los hechos ocurridos durante el ataque. Casi todos los pacientes son normales entre los episodios, no obstante algunos presentan alteraciones del humor y problemas como facilidad para olvidar.

Se considera una perturbación de carácter crónico, con una duración variable (alrededor de 8 años), paroxística (con periodos críticos que pueden durar hasta 10 días y que se repiten de 3 a 4 veces por año).

Es un padecimiento bastante limitante, tanto para las labores intelectuales del paciente como para su vida profesional y social. Existen divergencias en cuanto a la edad en la que se puede manifestar el síndrome, generalmente ocurre el primer episodio durante la adolescencia, sin embargo en algunos casos se han registrado casos que manifiestan los primeros síntomas durante la segunda década de vida.

Diagnóstico del Síndrome de Kleine-Levin

Básicamente el diagnostico del síndrome es clínico. Durante el “ataque” suele realizarse una prueba para determinar si hay trastornos del sueño (polisomnografía), la cual puede mostrar una disminución del sueño de ondas lentas, con múltiples episodios de despertar a partir de la segunda fase. El test de latencia múltiple de sueño (TLMS), que se usa para valorar la tendencia del paciente para dormirse en un ambiente tranquilo puede evidenciar un sueño REM de comienzo tardío.

Tratamiento del Síndrome de Kleine-Levin

Hasta la fecha no existe un tratamiento definitivo para el síndrome de Kleine Levin, se recetan a los pacientes estimulantes que disminuyen el sueño excesivo.

En vista de la dificultad para su diagnóstico, muchos pacientes son diagnosticados de forma errónea con bipolaridad, esquizofrenia, depresión etc., y comienzan a ser medicados de forma fuerte con antidepresivos, y otro tipo de medicamentos que no son efectivos para el síndrome.

En casos aislados se han utilizado algunos fármacos que mostraron ser beneficiosos para la somnolencia (amantadina al principio de las crisis); señales psicopáticas (risperidona); angustia (ansiolíticos) y litio en situaciones de crisis repetitivas.

Los principales consejos que deben seguir los pacientes del síndrome, son: no manejar cualquier tipo de vehículo, no ingerir bebidas alcohólicas y si se presentan síntomas de depresión evitar estar solo.

Con el pasar del tiempo los episodios del síndrome tienden a ser menos intensos y más espaciados y en la mayoría de los pacientes finalizan después de los 30 años de edad.

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