El síndrome miofascial, también llamado síndrome doloroso miofascial es una de las causas más comunes del dolor musculo-esquelético y consiste en una disfunción neuromuscular local que se caracteriza por presentar áreas sensibles en bandas musculares tensas o contraídas que generan dolor en regiones distantes o circunvecinas. Este dolor miofascial puede ser originado por un único musculo o pode incluir varios músculos, llevando a patrones distintos de dolor.

Se caracteriza por la presencia de puntos gatillo (pequeños nódulos o sitios de contracción muscular, que cuando estimulados causan dolor en una zona distante), puede ocurrir en ambos sexos y se observa principalmente en atletas y personas mayores de los 30 años de edad.

Causas del síndrome miofascial

Generalmente el síndrome miofascial ocurre por estrés excesivo sobre los músculos (movimientos repetitivos, acondicionamiento físico inadecuado, malas posturas, traumas, distensión muscular, estrés emocional y hasta por ropas apretadas).

El síndrome puede estar asociado a enfermedades como diabetes, problemas de la tiroides, depresión, anemia, dolencias reumatológicas y neurológicas, infecciones o inflamaciones, patologías viscerales, desequilibrio endocrino, anemia, creatinuria entre otras.
Otras causas capaces de desencadenar el síndrome pueden ser enfriamiento de la musculatura fatigada, lesiones localizadas de músculos, articulaciones y ligamentos, prolongada exposición al frio, deficiencia de vitamina C y complejo B, calcio, y potasio.

Síntomas del síndrome miofascial

Los síntomas más comunes del síndrome miofascial normalmente incluyen:
Dolor que persiste o se agrava
Dolor profundo en un musculo
Dificultad de dormir debida al dolor
Puntos duros en los músculos
Nódulos musculares dolorosos, sensibles a la palpación

Los síntomas del dolor miofascial tienden a empeorar con el movimiento o el ejercicio físico, cuando se hace crónico también pueden provocar incomodidad aun en reposo.

Diagnóstico del síndrome miofascial

El diagnostico del síndrome miofascial es esencialmente clínico, y muchas veces no es necesario ningún tipo de examen extra (exámenes de sangre, radiografías, etc.)

Algunos componentes que pueden ser utilizados como criterios para diagnosticar el síndrome incluyen:

-Queja de dolor regional.
-Queja dolorosa o alteración sensorial en la distribución del dolor referido por el paciente.
-Banda muscular tensa palpable.
-Punto de dolor en la banda muscular.
-Restricción de algunos grados de amplitud del movimiento.

Aunque estos criterios son los principales, existen otros menores que también son utilizados en el diagnostico, ellos son los siguientes:
-Queja al presionar un punto.
-Contracción durante la inserción de aguja o palpación del punto en el músculo.
-Alivio del dolor al estirar el musculo afectado.

Es muy importante que el médico realice una anamnesis detallada, recopilando informaciones sobre la historia de los eventos precipitantes del problema, duración del dolor y actividades que el paciente realiza en su rutina diaria. El examen físico también es de gran importancia, ya que por la palpación de la musculatura es posible identificar los puntos sensibles y endurecidos, que son los puntos gatillo.

Tratamiento del síndrome miofascial

El tratamiento del síndrome miofascial tiene como objetivo eliminar o minimizar el dolor generado por el punto gatillo.

Los principales tratamientos y recomendaciones son los siguientes:

-Concientización de la necesidad de hacer cambios en el estilo de vida: se debe aumentar la actividad física de forma gradual, bajo la orientación y supervisión de un profesional de la salud; abolir el tabaquismo; moderar el consumo de bebidas alcohólicas y aquellas que contienen cafeína. Estos factores pueden agravar los síntomas.

-Técnicas de relajación: la reducción del estrés emocional a través de técnicas de relajación (yoga, meditación, etc.) puede traer muchos beneficios y ayudar con los síntomas del síndrome.

-Postura: aprender a aplicar los principios de mecánica corporal y postura correcta puede ayudar a aliviar el estrés y la tensión en los músculos afectados.

-Infiltración en los puntos gatillo: la aplicación de analgésicos vía infiltración ayuda a aliviar la tensión de dichos puntos.

-Estimulación eléctrica transcutánea: la aplicación de una pequeña corriente eléctrica en el local de la molestia puede aliviar la tensión muscular y el dolor.

-Apoyo psicológico: se han demostrado los beneficios de la terapia cognitiva comportamental.

-Apoyo odontológico: en los casos en que ocurre bruxismo en donde se compromete la articulación temporomandibular, la utilización de una placa o férula entre los dientes puede aliviar los síntomas.

-Medicamentos: la prescripción de medicamentos para aliviar el dolor, como analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares ayuda a mejorar la calidad de vida del paciente. También pueden ser indicados antidepresivos.

Vídeo sobre síndrome miofascial

En esta ocasión traemos algo diferente. Se trata de un vídeo donde el Dr. Isaac Jakter realiza una comparativa entre fibromialgia y síndrome miofascial, esperamos que resulte de lo más útil.

Y hasta aquí el artículo de hoy. Un artículo que sería interesante compartir en las redes sociales, aunque sólo sea para saber diferenciar las enfermedades de la que nos habla el Dr. Jakter. Os lo agradecemos desde ya.

 

Únete a la conversación

1 comentario

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *