Las proteínas se necesitan porque todas las células del cuerpo humano están compuestas, en parte, por ellas, sujetas a constantes cambios y reemplazamientos. Las grasas y los carbohidratos no contienen ni nitrógeno, ni sulfuro, que son dos elementos esenciales en todas las proteínas. Los hidratos de carbono se pueden obtener a partir de las grasas de la dieta y también a partir de las proteínas.
Las proteínas del cuerpo humano son dependientes, para su formación y mantenimiento de la infesta proteica en la alimentación. Normalmente, las proteínas contribuyen al valor energético de las dietas mejor equilibradas, en un 10 o 15% del total. Las proteínas son unas moléculas grandes, con un peso molecular que oscila de 1000 a 1.000.000; se pueden romper en trozos más pequeños y en unidades simples que reciben el nombre de aminoácidos. Éstos se unen a otros formando una cadena hasta constituir una proteína básica.
Cada especia de animal tiene sus proteínas características, que difieren totalmente de una especie a otra y es precisamente la secuencia de aminoácidos que tienen las proteínas, la que les da las características específicas e inmunológicas de especie y su especificidad.
¿Qué son las proteínas?
Las plantas pueden sintetizar las proteínas que necesitan a partir de componentes químicos inorgánicos, pero los animales no pueden hacerlo, porque no pueden sintetizar el grupo amino, por lo tanto, para obtener estos aminoácidos deben comer plantas y otros animales, que hayan sido alimentados con plantas. El cuerpo humano puede transformar, en algunos casos, unos aminoácidos en otros, a través de un proceso que se llama transaminación, que se realiza en el hígado.
Sin embargo, la posibilidad en el cuerpo humano de convertir un aminoácido en otro, es muy restringida y existen varios aminoácidos que el cuerpo no puede producir por sí mismo, por lo que debe obtenerlos a través de la dieta, éstos reciben el nombre de aminoácidos esenciales.
Estos aminoácidos son nueve: la isoluecina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, creatina, triptófano, serina e histidina. Otros aminoácidos pueden convertirse en esenciales, porque en determinadas etapas del desarrollo puede aumentar la necesidad del mismo: puede suceder en el crecimiento rápido, en el estrés; o, también, en algunas enfermedades en que la capacidad de síntesis está disminuida, en función de las necesidades nuevas del organismo.
Al ingerir proteínas en la dieta, éstas se degradan en un proceso que se llama hidrólisis, realizado por enzimas proteolíticos en las vías gastrointestinales, liberándose entonces, péptidos y aminoácidos. Estos enzimas secretados, por células de la mucosa del estómago, son la pepsina; y, la tripsina, secretada por el jugo pancreático, que rompe la molécula proteica hasta convertirla en aminoácidos, que entonces son absorbidos por la mucosa gastrointestinal. Por ejemplo, la absorción de una comida que contenga 15 gr de proteínas de leche muestra que la absorción de un 70% a un 80% se realiza al cabo de tres horas.
En algunos casos existen trastornos genéticos de la absorción, en los que el sistema de transporte de algunos aminoácidos no es posible, como por ejemplo en la enfermedad llamada cistinuria, en los que no se pueden absorber determinados tipos de aminoácidos plenamente. Uno de los más grandes descubrimientos de la ciencia moderna, ha sido precisamente demostrar el papel que tienen los ácidos DNA y RNA (desoxirribonucleicos y ribonucleicos) en la síntesis de proteínas. Se ha establecido ya en numerosos artículos, que la cantidad de proteínas que puede sintetizar un ser humano depende tanto de las necesidades para el crecimiento, como para el reemplazamiento de proteínas rotas o destruidas en las células de varios tejidos.
Hay que tener en cuenta que las células del cuerpo humano están en un constante proceso de revitalización, unas se destruyen y otras vuelven a reconstruirse. El tiempo en que estos cambios se realizan varía ampliamente según los tejidos del cuerpo. Por ejemplo, la mucosa del intestino delgado se renueva cada uno a dos días; los hematíes de la sangre tienen una vida de 120 días; la piel también está siendo reemplazada continuamente.
El objetivo final de la degradación de aminoácidos en el cuerpo humano será precisamente la producción de energía, sea en forma de acetacetato o en forma de glucosa, que son los productos finales de la degradación de los aminoácidos y que se podría decir son la gasolina base para la combustión y para el buen funcionamiento de todos los tejidos. La cantidad de proteínas que posee un cuerpo depende del contenido proteico de la dieta. Si una persona presenta un déficit proteico en la alimentación, eliminará cada vez menos proteínas en la orina para, así, poder compensar la baja ingesta de proteínas en la dieta.
Un cuerpo humano bien alimentado contiene casi unos 11 kg de proteínas, con lo que puede perder casi unos 3 kg sin que existan pérdidas de función graves que puedan afectar a su vida. La mayoría de estas pérdidas no se pueden valorar como una grave caída en las reservas proteicas del organismo. Las cantidades de proteínas necesarias para el organismo dependerán mucho de la etapa en que se encuentre el cuerpo en cuestión, puesto que los recién nacidos y los niños necesitan probablemente 5 veces más proteínas que un ser adulto por unidad de peso.
Los déficits proteicos que sufren los niños de las zonas subdesarrolladas del mundo conducen a problemas graves en su desarrollo, si el contenido energético de la dieta es inadecuado. La proteína se utiliza para suministrar la energía que no se obtiene por otros medios y es probable que ocurra una pérdida proteica en el tejido de forma mucho más importante.